lunes, 25 de julio de 2011

ENSAYOS ACERCA DE LA PROMOCIÓN DE LA LECTURA

¿Hay que leer?

Una y otra vez se insiste sobre la importancia y la necesidad de leer. Pero ¿se puede obligar a leer? ¿qué puede hacerse al respecto desde las bibliotecas escolares?
Pensemos en los libros concebidos como literatura: es ficción; para que los chicos lo disfruten. Estos textos merecen ser abordados desde el placer de descubrir los mundos que la literatura ofrece.
Tomando al acto de lectura como algo natural, como un juego, se aprecia como la lectura es incorporada al mundo del niño, es de esta manera como se promueve que los chicos se aficionen a la lectura.
Pero fomentar el placer y el hábito de la lectura es un desafío que requiere desplegar varias estrategias.
Quizás el mejor método de animación a la lectura es la lectura en voz alta por parte del adulto emisor, la narración oral entraña un vínculo afectivo entre contador y oyente. La voz del adulto contiene una serie de ventajas: dar seguridad al niño, prepararlo para una lectura entre líneas, ayudarlo a captar el humor, separar lo real de lo ficticio, y educarlo para escuchar.
Nos encontramos en presencia de la formación de lectores activos; que toman la lectura como un proceso de comprensión y no como una operación mecánica, es decir, que construyen significado a partir de un texto, otorgan sentido al mundo y lo comprenden.
Dentro de este marco, la bibliotecaria comparte y guía la lectura sin mediación pedagógica; es un acompañamiento de lector a lector.
A modo de cierre:
El gran desafío que se plantea a docentes y bibliotecarios entonces es poner en contacto a los niños con los libros.
La lectura no es una actividad ocasional en el contexto escolar, sino que de ella derivan profundas implicaciones de aprendizaje que rebasan los límites del área del Lenguaje.   
                                                                                    
Isabel Piro.

Situación actual de las Bibliotecas escolares de gestión privada.

La concepción existente acerca de la biblioteca escolar de los Niveles Inicial, Primario y Secundario, en escuelas de enseñanza oficial de gestión privada es, al menos, preocupante. Éste es un lugar pasivo, un depósito de libros, aquel sitio donde se guarda lo que no tiene lugar, allí donde se asigna al personal que tiene tareas pasivas y hasta, en muchos casos, el lugar de cumplimiento de penitencias. En definitiva, un lugar que es obligación tener, aunque sea un espacio “improductivo”.
En realidad, la biblioteca es una usina de movimiento, de saberes y de descubrimientos, que es necesario comenzar a ver como tal. Todo el presupuesto que se pueda destinar a la biblioteca es una inmensa inversión a mediano y largo plazo. El cambio de paradigma por parte de las autoridades de cada institución, enfocado a la jerarquización de la biblioteca, irá en beneficio de la calidad educativa de la institución, y redundará en logros para el futuro de sus alumnos.
Por parte de las autoridades de fiscalización también hay materias pendientes. La supervisión del área bibliotecológica, con profesionales del área que puedan asesorar y controlar el trabajo en las bibliotecas, además de la exigencia de los títulos habilitantes para cubrir los cargos (que por suerte cada vez se exigen más), debe ser una meta a seguir para asegurar el buen funcionamiento de las bibliotecas.
Es importante por parte de las autoridades de Educación del país, considerar la concurrencia a la biblioteca como parte curricular dentro de los planes habituales de estudio, en los niveles primarios y secundarios de educación. La posibilidad del contacto con los libros, con lo que ello conlleva, es una materia pendiente en nuestra currícula educativa. Si bien en los distintos niveles existen lecturas obligatorias, éstas no parecen suficientes para despertar la curiosidad de los niños y adolescentes hacia nuevas experiencias literarias. Es por ello que resulta primordial incluir dentro de la currícula actividades tendientes a la promoción de la lectura desde temprana edad.
Los libros poseen las virtudes de enseñar, entretener, abrir nuevos horizontes, ejercitar la imaginación y fomentar el espíritu crítico, entre muchas otras. Los docentes y bibliotecarios debemos encontrar la fórmula para acercar los libros a los estudiantes, sin dejar de tener en cuenta la feroz competencia de las tecnologías digitales. En realidad, esta competencia podría ser tan sólo aparente, ya que las tecnologías pueden tornarse en herramientas muy útiles para la búsqueda de la información necesaria.
El uso de la biblioteca y de todas las herramientas que se necesitan para llegar a la información requerida, será una buena manera de enseñar a los educandos el uso apropiado de la amplia oferta tecnológica que se encuentra a su disposición. La capacitación en el uso de la tecnología se logrará sin alejarlos del ámbito donde también pueden encontrar los libros que les permitirán aprender lúdicamente.
El concurrir a la biblioteca debe estar ligado a la idea de búsqueda de la información que se necesita, pero también a la idea que allí se encuentran elementos que llevan al placer, no sólo a la obligación.
El desafío planteado para las autoridades educativas, bibliotecarios y docentes es lograr que esto se haga de manera permanente, sistemática, ordenada y guiada, y así se llegue a conocer el potencial atesorado en las bibliotecas.

Beatriz Bonnin.

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